La magia y la conciencia sucia.

La magia es la influencia magnética que el hombre puede tener sobre los elementos físicos, significa poder influir sobre el éxito de un acontecimiento, a través del inconsciente, utilizando una voluntad oculta que se extrae de lo más profundo del ser , la cual se hace realidad utilizando determinados rituales para proyectarlos en una realidad objetiva , concretarlos y logar el objetivo perseguido.
El arte de la magia no es un signo de pobreza mental, ni de superstición, supone sumergirse en lo más profundo del conocimiento de una realidad latente, (en apariencia invisible), con plenos efectos en el mundo real.
No todo el mundo tiene el poder o la capacidad para utilizar la Magia de forma correcta, es un arma misteriosa, una dama bella y enigmática, la cual exige un alto nivel de compromiso y reclama un fuerte sentido de ética y moral.
Es demasiado nefasto que la misma trascienda a personas carentes de escrúpulos ,por las consecuencias que su deficiente utilización conlleva., y ahí hago referencia a la CONCIENCIA SUCIA, de quien carece de sentimientos nobles y ecuánimes .Es lo que entendemos por ley de causalidad, nos encontramos a veces sumergidos bajo la consecuencia de nuestros propios actos, pero nuestro alto ego nos impide analizar el porqué de las cosas y consecuencias, simplemente tratamos de justificarlo derivando los mismos hacia otros y eliminando de esta forma cualquier aspecto de culpabilidad de la persona.
Y que hay de aquellos que se consideran tan espirituales, con esa enfermiza egolatría, que es una limitación existencial en ellos mismos. Siempre flotando sobre las cabezas del resto de los mortales y creyendo su persona una fuente de sabiduría ilimitada, investigando siempre , siempre a la búsqueda, de una tendencia a otra, pero sin analizar y sentir en profundidad, careciendo de consistencia y con ausencia de convicción interna. ¿Qué persiguen en su deambular?
En esencia son fatuos e inconsistentes porque esa búsqueda los lleva al desequilibrio emocional, a las dudas de una certeza que no saben ver ni apreciar. Se pierden en la búsqueda , no sabiendo salir al encuentro de su propia verdad interna que es donde está la esencia de la Magia y la conexión con la totalidad.
Hay que saber entender la Magia en su justo alcance y medida la cual exige ecuanimidad, equidad en las decisiones a tomar. Magia y conciencia moral van siempre de la mano, porque esa es la única forma de evitarse tropiezos indeseados y vivir cómodos con nosotros mismos, carentes de temor , o sea sin tener un recóndito sentimiento de culpa motivado por los errores de las malas decisiones. Circunstancias que nos traen a nuestra consciencia una inestabilidad emocional y una situación de desasosiego permanente como ven el camino mágico es exigente y muy serio, por la repercusión que conlleva.

Cuando la conciencia esta sucia entramos en un litigio personal que nos lleva a no valorar la ética y el valor que tiene la moral, como reguladora de nuestros actos.
Se carece de autocrítica, de ecuanimidad, se juzga todo bajo el prisma de nuestros ojos lo cual lamentablemente nos conducirá a un error que no sabremos apreciar en su justa proporción, estaremos simplemente justificando nuestros errores y deficiencias personales. Lo cual trae un vivir enemistado con uno mismo sin caer en la apreciación de que nuestras acciones tienen causas y efectos, aunque no alcancemos a ver la proporción de los mismos, por eso es tan importante ser coherente con nosotros mismos y evitar los juicios previos, Y como advertencia a dichas personas debo añadir que antes de calificar a alguien, debemos situarnos en su lugar, no debemos ser jueces si no parte de ellos, porque eso nos hará más comprensivo, más tolerantes, más reflexivos y como beneficio los hará más coherentes en sus futuras desciones..
Esa es la única forma de evolucionar conscientemente y ser mejores frente a la estúpida necedad y la falsa espiritualidad contraída.
Yo no como Psicólogo, si no como Mago y conocedor de dichas técnicas y sus respuestas mágicas me siento en condiciones de darles un llamado a la atención a los que van por el camino errado sin el alcance de las consecuencias.
De ahí que cuando trato a una persona, lo primero que hago es amistar a la persona consigo misma, anulándole la ansiedad y la confusión que tienen y a partir de ahí cuando quieren cambiar una situación lo hago con la certeza y la firmeza de que será una realidad, y si me interrogan, no creo falsas expectativas simplemente les pido un breve lapso de tiempo para que aprecien los resultados por si mismos de mi trabajo, evitando de esa manera toda posibilidad de sugestión en la persona.