Tercer Capítulo

Tercer Capítulo
“Málaga, la Madre acogedora”

Y la Rueda del Destino giró otra vez llevándome a Málaga, a través del Periodista y amigo Manolo Portales, el cual conocí a través Congresos y Ponencias en Barcelona. En esa época era Periodista de Radio Nacional de España y Locutor en Radio Juventud de Málaga, persona muy conocida dentro de la sociedad malagueña de la época, y con gran calado dentro del campo esotérico, hay que decir que aún hoy lo recuerdo con cierto afecto, pues las últimas noticias que tuve de el fueron que siguiendo su inclinación espiritual se encuentra por las tierras Mayas, ejerciendo como Chaman.
A través de él tuve el privilegio de tratar a varios pacientes malagueños en mi consulta de Barcelona, fue una suerte de premonición pues realmente no era consciente del cambio que se estaba gestando en mi persona.
Eran casos de difícil solución, motivados por las circunstancias de que eran personas que venían ya con un cierto desánimo y recelo, debido al paso previo por las consultas de otros Colegas, los cuales, lejos de solucionar el asunto, habían creado una falsa esperanza en los mismos.
Pero he ahí que gracias a la fuerza de mi convicción, certeza interior y el saber manejar las energías adecuadamente, vinieron cambios elocuentes para ellos, esto trajo implícito la oportunidad de venir a Málaga por vez primera, organizándome una Conferencia para darme a conocer entre sus gentes, entrando en juego ese mágico poder de atracción, de Barcelona fui invitado a Málaga nuevamente, donde para sorpresa mía tenía nuevas gentes con deseos de conocerme.
Desde que vivía en mi país, la Costa del Sol siempre me llamo la atención, el venir invitado a dar una Conferencia para mi fue una suerte de excusa , el conocer ese lugar del cual tanto había oído hablar, sus gentes, su alegría, sus paisajes , sus playas, esa historia mágica y milenaria.
Al margen de todo el encanto del lugar en sí, había algo que me atraía aún más, acariciar la tierra en sentido literal, o sea coger un terrón de tierra entre mis manos e intentar sentir la fuerza y energía que emanaba de la misma.
Los cambios a veces son impredecibles, vine por vez primera por 24 horas, sin embargo me hicieron quedar una semana. No me arrepiento de las nuevas experiencias, encontré una costa maravillosa, la cual no envidaban nada a las de mi país de origen, la gente sin conocerme, era cálida y cercana con mi persona, esas circunstancias, la proximidad del mar que eran mi forma natural de vivir, me hicieron sentir una emoción interna distinta, diciéndome para mi mismo me gustaría vivir aquí.
Y fue de ese modo como dejé atrás la ciudad de Barcelona con cierta dificultad, pues tenía mucha gente amiga rodeándome y eso implicaba un sentimiento de distancia, instalándome en el cálido sur, atraído por el cruce de civilizaciones antiguas, intuía que aquí se respiraba un sutil aroma de riqueza espiritual, que se contradecía con el ritmo vertiginoso del turismo.
Veinticuatro años enteramente malagueños, cuanta gente conocí, que huella deja esta tierra en mi persona, si alguien me preguntara ¿De dónde eres?, yo simplemente diría, soy un malagueño más, y por ello me siento orgulloso.
Es un gran halago, lo que esta tierra me ha dado y no me refiero sólo a sus raíces, gentes, tradiciones e historia, haciéndome evolucionar hacia otros planos más trascendentales y enriquecedores para mi persona, claro esta que dichos cambios fueron amargos y dulces.
Amargos, porque conocí mi propio yo interior con sus limitaciones y deficiencias, y pienso que eso para cualquier ser humano es una apuesta difícil en la vida. Dulces y placenteros por la aceptación del mismo, no fue fácil, porque todo ser humano tiene sus propias carencias personales que a veces uno no sabe ver ni percibir, el estrés, y el ritmo vertiginoso en el que nos encontramos inmersos anula la posibilidad de dar a la meditación su espacio, que importante es pensar.
Han sido muchos los años de trabajo en esta ciudad, quizás demasiados, pero enriquecedores a nivel de estudio y conocimiento interior, sin ellos, no hubiera sido posible avanzar y evolucionar conscientemente. No se logra el éxito, ni se sabe valorar, si no en virtud de una obra de sacrificio y dedicación.
Nuevamente se tropezaron los medios de comunicación llamando a mi puerta, yo que ya los tenía olvidados, viviendo en el completo anonimato , dedicándome íntegramente a mis consultas personales, planteándome un nuevo reto , de esta manera y sin previo aviso, tuve una pequeña incursión en Onda Cero, en el programa Protagonistas de Marbella , junto al Periodista José Antonio Nieto, dicha entrevista me acercó a Sr. Pepe Pernía, ex concejal de cultura, proponiéndome la posibilidad de dirigir y crear un nuevo programa en la televisión local .
El programa, lo titulé “Mundos Paralelos”, manteniéndome en audiencia durante año y medio, en los cuales a parte de mi contribución, intenté realizar una labor formativa y divulgadora con la colaboración de otros colegas que poco a poco fui acercando al programa.
Que audacia la mía, yo sabia que tenía capacidad de conexión con la gente, pero de ahí a dirigir y protagonizar mi propio programa en la televisión de Marbella, había un gran abismo.
Expuse mis conocimientos en el campo de la psicología, autoayuda, esoterismo, alternándolos con el uso y difusión de las energías a efectos de equilibrio psicosomático, así como distintas Terapias energéticas. El nombre de este espacio trajo mucha repercusión en la sociedad marbellí, accedí a círculos sociales cerrados donde tuvo la oportunidad de conocer gente muy original y de diversa procedencia. Pasé de la “Alta sociedad marbellí” con su especial idiosincrasia hasta la buena sociedad malagueña, enriquecedora, entrañable y auténtica.
Debo añadir que entre el Malagueño y el Montevideano hay mucha similitud, lo único que varía es el acento, gente cálida, algunos amistosos “bandidos”, y otros sabios y profundos, en fin, me sentí como en mi lugar de origen.
Ignoro si se me plantearán nuevos derroteros, no depende de mí, pero estaré dispuesto a afrontarlos, como ven mi vida en parte es una aventura, el destino dirá.

Con profundo respeto,
Miguel Ángel Godoy