Cuando el destino golpea a tu puerta

Para que tengan una idea de lo que es la capital de Montevideo, ciudad que en la década de los 70 tenía una población de más de 1 millón y medio de habitantes y con más de 4500 Centros Espirituales reconocidos y homologados por la policía.

Ya me dirán si ese lugar está o no muy marcado en el campo místico y esotérico, con una fuerte y sólida influencia de la Magia afro indo americana.
No deja de ser sorprendente que un pequeño país con un nivel cultural reconocido internacionalmente y cuna avanzada en el campo legislativo, de los Derechos Humanos, como comenta mi colega Eduardo Galeano, país donde se reconocía el sufragio femenino mucho antes de que se reconociera en Francia y España así como el Derecho de divorcio que tardó años en ser reconocido aquí en Europa. El Derecho a la sanidad gratuita así como la pensión de jubilación, fue una legislación avanzada y progresista para su época.

Hablo de los años 20 en adelante, dado que el Clero no estaba anexado al Poder político, de ahí la libertad de elección del pueblo, el derecho a escoger cualquier región o ideología, y el profundo respeto a cada una de ellas sin ingerencia alguna por parte del estado.
Este comentario viene simplemente para que tengan una idea de la diversidad ideológica y religiosa de mi pequeño país.

De niño, en uno de esos Centros en los que cualquiera era admitido desde un bebé hasta un señor mayor, podían todos participar de esas reuniones, las cuales nos iban solidificando en la Fe, a través de la convicción interior que nos daban los Médiums, que en estado de trance profundo nos alertaban, dirigían , llevándonos con sus sabios consejos a sobrellevar el aprendizaje en la vida real, sorteando obstáculos y enfrentándolos, sin temores y de alguna manera con sutil elegancia, frente a la dura realidad en la que nos encontrábamos inmerso.

Pero hago hincapié, pese a las desventajas sociales, que teníamos, había una esperanza cierta, con ausencia total de miedos.

En mi persona tuve la suerte de tener mi mejor amigo de la infancia y aliado, un Sr. de 65 años Don Emilio Massini, que fue Alcalde de una zona muy populosa llamada “La Unión”, cargo en el que se mantuvo en activo por más de 25 años y al que finalmente tuvo que renunciar por motivos de salud.
Era un Gran Teósofo y Esoterista, mi Primer Maestro entrañable, el cual siempre recuerdo con una nostalgia agridulce, el me dio el camino a seguir, andaba por los 12 años y fue poniendo en mis manos la Doctrina Helena Blavatsky y de su continuadora Annie Word Besant que siguiendo la Doctrina de Blavatsky llegó a ser Maestre de la Orden de la Comasoneria, y así fue como tuve la gracia de recibir los libros adecuados a mi momento los cuales sentaron un base sólida en mi persona.
Por ejemplo de Aliphas Levis “El gran secreto del arcano revelado” y el “Libro de los esplendores”, y así sucesivamente.

De esta forma, con el paso del tiempo fui dando mis modestas opiniones, contrastándolas con Mi Maestro, Sr. Massini el cual me aclaraba conceptos y me ordenaba en el campo trascendental, pero desafortunadamente fueron 5 años los que pude pasar cerca de él y aunque parezca sorprendente, fue tanto lo que me agregó que aún hoy siento su ausencia.

Como ven no me refiero a mi vida laboral, si no a mi trayectoria esotérica. Era tan inquieto que un día me compré un libro de Pedro Garaña acerca de la Grafología, el cual me deglutí rápidamente, y rápidamente empecé a leer con una lupa los formatos de las letras, en su cuerpos, astas y patas, logrando saber a través de las escrituras, el carácter, estados emocionales y diversos traumas de las personas, esto, en un plano psicológico al cual yo anexaba pases energéticos logrando de esta manera impulsarlos y llevarlos adelante en sus caminos.

Y así fue como poco a poco fui contactando con el público en general y creciendo con el paso del tiempo, veía que no sólo lograba el equilibrio de la gente, si no que funcionaban mejor en todos los aspectos de su vida, es decir avanzaban en sus proyectos y toma de decisiones.

Era tanto lo que quería conocer de mi mismo y de los demás que me licencié como Psicólogo.

Una vez finalizada la carrera, trabajé 6 años en un Hospital Psiquiátrico, donde alterne siempre mis dos maneras de trabajar en el campo de la atención a los enfermos. Llevaba el control y evolución de los tratamientos a los internos y entendí que ciertas neurosis equilibraban situaciones sin salida. Y así fue, como entre mis pacientes seleccione un pequeño grupo, para ayudarlos con esa terapia alternativa llamada Magia, recurriendo al campo de las energías las cual también conocía y para mi sorpresa vi que mis seleccionados iban dejando progresivamente la medicación psiquiátrica. Se imaginarán la satisfacción interna que tenia.

Nunca dejé de lado el campo espiritual, más bien me sirvió de base sólida de apoyo, para trascender aún más.
Esto me trajo mucho prestigio, tenía una casa grande durante años, llegando a atender de lunes a viernes hasta 60 personas por día, no obstante el fin de semana cruzaba a Buenos Aires donde desarrollaba idéntica labor aunque con más restricciones por el régimen militar.

Y como verán la continuidad de trabajo en esta dimensión acontece una cosa sorprendente, el cansancio físico desaparece y la necesidad que tenía de ayudar era para mi plenitud.

Claro que el paso del tiempo me trajo más prestigio y popularidad, desde la Radio, a la Televisión y lo que más satisfacción me aportó de toda esta movida, es que nunca llegué a tener la embriaguez que a veces provoca el poder.
Trascendí fronteras a través de una revista muy popular en Estados Unidos llamada “Vanity”, y de su corresponsal la Sra. Maria Rosa Atella, revista a la que me dedicaron varios artículos, ayudándome a viajar por Latinoamérica y así fue como llegue a España, través del Sr. Francisco de Asis Rovatti el cual me invitó para representar Latinoamérica en el “2 Congreso Mundial de Parapsicología Experimental “, en la ciudad de Barcelona en 1978.

Esta es la primera parte de mi trayectoria en este mundo paralelo.

Con cariño os espero en la segunda parte dedicada a la ciudad de Barcelona y a las vivencias que allí adquirí.

Miguel Ángel Godoy